jueves, 3 de junio de 2010

Pederastas vaticanos: “los Intocables”

  1. ¿Está cayendo la iglesia?

¿Será el fin de la fe católica los últimos acontecimientos escandalosos al rededor del sacerdocio, o es un fuerte llamado de atención a que los fieles mismos cambien el rumbo de los sucesos en sus propias manos?¿Estamos acaso asistiendo a una de las crisis más anunciadas en la historia de la humanidad, y a un cambio forzado en el rumbo de las prácticas religiosas de millones de seres humanos que se identifican con el culto dirigido desde el vaticano?

Este tema, por lo menos en América Latina, el continente con mayor cantidad de católicos, es de vital importancia, no solo por el aspecto religioso, sino por la salud mental, física y espiritual de niños y niñas.

Recientemente pudimos leer en algunos periódicos, escandalosos titulares que denunciaba la complicidad del Papa Benedicto (Joshep Ratzinger) al ocultar las nefastas tendencias pedofílicas (abuso sexual de menores) por parte del sacerdote Lawrence C. Murphy, quien en Winsconsin, Estados Unidos de Norte América, abuso sexualmente a 200 niños sordomudos (Ultimas Noticias, Jueves 25 de Marzo, Quito, Pagina 2), destapando una olla de grillos de proporciones aun insospechables.

El gran alcance de la acusación realizada por la prestigiosa empresa periodística, “El New York Times”, toca por primera vez al Sumo Pontífice con gran cantidad de pruebas, planteando una nueva dimensión a la gravedad y alcances que tiene estos hechos tan nefastos; y exige por parte del mundo católico en general, sea usted creyente, apostata, expulsado, gnóstico, etc., la formulación y respuesta de gran cantidad de preguntas al rededor del encubrimiento cociente patrocinado desde las mas altas esferas del poder vaticano.

¿Pero en verdad, cuales son las implicaciones que el actual papa sea encubridor directo y consciente del abuso sexual a niños y niñas por parte de sacerdotes y diáconos al rededor del mundo entero?

Iglesia y Pederastia.

La primer pregunta que hemos de responde es: ¿Por qué nos debe interesar tan doloroso tema?, y es sumamente complicado, especialmente cuando puede ser que usted sea un creyente convencido de la doctrina que el vaticano enseña sobre la vida, pasión y resurrección de Jesús, más no es en ningún momento nuestro papel señalar los errores, si es que los hubiese, de una doctrina, sino señalar firmemente los peligros que corren nuestros niños y niñas a manos de sacerdotes cuestionados por su comportamiento sexual desvariado, y que han sido ampliamente documentados por serias investigaciones.

¿Qué significa el gran número de victimas a nivel mundial?, ¿por qué está tan extendida esta práctica abusiva entre el sacerdocio católico?, ¿será que las arcaicas políticas sobre el celibato tienen algo que ver?

Podemos encontrar como justificación, tratando de tapar el sol con un dedo, que aproximadamente entre el 2% y el 5% de sacerdotes han tenido una experiencia sexual con un menor (Declaración del Arzobispo Silvano María Tomasi en septiembre del 2009), mientras que en la sociedad “laica” esto ronda entre el 8% (A Perspective on Clergy Sexual Abuse por el Dr Thomas Plante), teniendo en cuenta este argumento, se asume que estas personas, después de que la sociedad conozca sus problemas de abuso infantil, no se les permitiría administrar orfanatos, colegios de menores, correccionales para jóvenes, entre otras instituciones dedicadas a menores de edad; más el vaticano así lo ha hecho, conociendo los casos a través de denuncias e investigaciones internas, ha tomado como medida correctiva el rehubicarlos de parroquia, de un colegio a otro, o aislarlos periodos de tiempo, hasta que un milagro de arrepentimiento ocurra y los componga.

En el año 2004, el Reporte John Jay, encargado por la Conferencia Norteamericana de Arzobispos Católicos, señaló, sin dar nombres ni lugares, que 10,667 personas han realizado acusaciones de abuso sexual a menores de edad, en el periodo comprendido entre 1950 y 2002. 3.300 de estos alegatos no pudieron ser investigados por que los sacerdotes ya han muerto, y al investigar las 7.700 restantes, encontraron que 6.700 acusaciones tenían fundamentos, implicando a 4.392 sacerdotes, cerca del 4% de total de sacerdotes en servicio. Según está investigación, realizada por la misma Iglesia, un tercio de los casos de abuso, fueron denunciados entre el 2002 y el 2003, mientras que otro tercio entre 1993 y el 2001. El 81% eran niños. El 71% niños entre los 11 y 17 años.

Esto solo es un pequeño reflejo del gran problema del abuso. ¿Sabemos que pasa en el Ecuador donde se dice que el 95% de la población es católica? Donde no se habla por miedo, ¿en verdad tenemos una isla de paz en un océano de victimas por la violencia de los sacerdotes?

La diferencia entre institución y fé.

En el estado actual de la situación de abuso sexual a menores de edad por parte de sacerdotes, se debe hacer una fuerte diferenciación entre lo que representa la institución, y la fe de las personas que se encuentran como miembros activos de la misma.

El tema que atañe a los fieles pasa por una actitud de complicidad ante crímenes horrendos que no solo dañan la imagen de la iglesia sino el significado mismo frente a los miembros que la componen y son su base. ¿Qué es lo que usted piensa sobre los múltiples escándalos? ¿nos quedamos callados o hacemos algo al respecto?

Las características con las que la iglesia se ha definido a si misma nos pueden dar una ayuda para diferenciar entre lo que significa la fe según lo entienden los teólogos, y lo que se pretende a través de las políticas del Vaticano.

La Iglesia se proclama como la encargada por Jesucristo para ayudar a recorrer el camino espiritual hacia Dios, viviendo el “amor reciproco” y a través de la administración de los sacramentos, que otorgan gracia divina al creyente; su misión, en este contexto, es elaborar, impartir y propagar la enseñanza cristiana, y cuidar de la unidad de los fieles.

Los sacramentos, esa forma de obtener la gracia divina, es únicamente administrada por el ministerio de los sacerdotes.

¿Qué pasa si es que las personas que están encargadas de ayudar a recorrer el camino espiritual a Dios, se encuentran profundamente cuestionadas por actos en contra de la humanidad como el abuso sexual de niños, niñas y adolescentes?

Más allá aun, no se trata de que uno u otro sacerdote lo haya hecho, pues errar es de humanos, sino que la institución divina, Católica (o sea universal), representada legalmente en el Vaticano, a encubierto a espalda de los creyentes dichas acciones, y contrario a la postura mentirosa del Arzobispo Arregui (El Comercio. Domingo 4 de abril,. Página 16), hay evidencia contundente de como el Vaticano ha obstruido los procesos penales en la justicia ordinaria de países como Irlanda o Estados Unidos.

¿Es necesaria la Iglesia Católica para mantener la fe de cada uno de los creyentes?, eso solo lo puede responder usted amable lector o lectora en su fuero interno.

Pedofilia e Iglesia

El abuso sexual de menores de edad, generalmente conocido por el mundo de los medios de comunicación como pedofilia, no es un reflejo fiel del complejo suceso de abusos que por décadas ya ha existido en lo más intimo de la jerarquía eclesiástica. El fenómeno está compuesto por un mosaico de actitudes, en donde el hilo conductor es la pasmosa preferencia por el género masculino, y no la edad del abusado.

Para comprender mejor el fenómeno, se entiende que la pedofilia es la excitación o placer sexual que se obtiene a través de actividades o fantasías con niños entre los 8 y 12 años de edad. Cuando la actividad de este ser humano “pedofilo” esta enfocada a menores de 13 años, se lo conoce como pederastia, mientras cuando se dirige a mayores de 13 años, se lo conoce como “estupro”, la diferencia fundamental entre los dos términos es que en el estupro puede haber consentimiento por parte del menor, haciendo muy complejo el panorama. También existen casos de efebofilia, que son las relaciones con adolescentes que ya han pasado la pubertad. Recordemos que el sacerdote por las mismas normas morales de la Iglesia debe ser casto, o sea, que no puede tener pareja independientemente de su preferencia de género.

Existe en la literatura psiquiátrica sobre el tema, interesantes motivos por los que se puede generar dichos comportamientos, estas patologías pueden integrarse a las exigencias a las cuales el sacerdote como ser humano se ve obligado a acatar de manera forzada y no como una desarrollo individual, como el celibato.

Por ejemplo la categoría de pedófilos secundarios o ocasionales, que se ve inducida por situaciones de soledad o de estrés, siendo rasgo principal la dificultad de mantener relaciones normales con adultos (como a un nivel sentimental-sexual la tienen los sacerdotes), puede manifestar está clase de comportamiento para definirse a si mismo como “capaz”.

Otra categoría es la de evitadores – temerosos, siendo aquellos que desean tener contacto con adultos pero el miedo los paraliza, buscando en la victima una reafirmación de si mismo; y aunque no existe entre los especialistas un criterio por el cual aparece la pedofilia, existe una visión que considera que el origen de esta tendencia puede estar relacionada con el aprendizaje de actitudes negativas hacia la sexualidad, incluyendo su incapacidad para mantener relaciones heterosexuales o homosexuales estables.

Fuese así, o que simplemente son pedofilos primarios y para ellos es normal y totalmente deseable el abuso, debe ser tema de discusión lo masivo que se está volviendo esta actitud psicológica entre los sacerdotes. La iglesia debería ser más coherente y a forma de auto crítica reconocer que el tabú levantado hacia la sexualidad es en gran parte sospechoso en el complicado tablero de los abusos sexuales.

La Comisión para Investigar el abuso infantil, creada por la corte de Justicia Irlandesa en un intento de entender las dimensiones del escándalo, declaró que en instituciones educativas y religiosas católicas, la pederastia es un mal endémico. Pero no solo en este país donde las dimensiones de los abusos son colosales y el catolicismo estaba unido a la idea rebelde del anti imperialismo, es al rededor de todo el mundo y dentro de muchas de las ordenes más prestigiosas de religiosos dentro del seno eclesiástico.

Por ejemplo la congregación de hermanos cristianos tiene acumulado escándalos en Australia, en el colegio Saint Patrick, en Canadá, en el orfanato Mount Cashel y en Irlanda en donde se los culpa de continuos abusos sexuales; Los hermanos maristas, en Australia, en donde un solo sacerdote, Martin Meaney abuso de un mismo niño 30 o 40 veceses en un periodo de 4 meses, por nombrar un de los cinco casos ya juzgados, Así mismo entre los prestigiosos jesuitas existes casos documentados de abusos en Chile y Estados Unidos, Como el caso en Anchorage, en donde 13 o 14 sacerdotes abusaron de niños por más de 30 años continuos, también los Hermanos Salecianos, tanto en Holanda como en Australia esta implicados; y así al rededor del planeta ordenes como la de Norbertine, Salvatorianos, Legionarios de Cristo, Escuelas Benedictinas, Padres Kiltegan, Hermanos del Sagrado Corazón, Hermanas de la caridad, Congregación del sagrado Corazón de Jesus y María, Congregación de Frayles Van Dale, la Orden Pasionista, entre otras...

¿Qué significa para usted esta extensa práctica de abusos sexuales en muchas de las más conocidas ordenes de la iglesia vaticana? ¿En quién confía usted?

Políticas y Casos de encubrimiento.

Con sorpresa pudimos leer en el Comercio del 4 de abril, el día de la Pascua Católica, cuando Jesús revivió, una entrevista al Arzobispo Antonio Arregui, donde declara “El papa siempre ha tenido una postura muy clara (frente al abuso sexual de niños, niñas y adolecentes por parte de sacerdotes), de condenar esos abusos, de poner solución dentro de la iglesia y de no poner ningún obstáculo a la acción de la sociedad (...) Las conexiones con las que se trata de sostener una presunta disposición de ocultar, a veces como que confunden el papel de la iglesia”.

Mentira. El Papa Joshep Ratzinger, no ha tenido una postura clara, sino más bien ambigua, ha condenado los hechos parcialmente, no discute seriamente ni las causas ni los efectos de las acciones de sacerdotes abusivos, no han tomado medidas serias desde sus diferentes cargos en el poder ejecutivo de la Iglesia, ha impuesto cociente y deliberadamente obstáculos a la acción de la sociedad a través de artimañas legales, amenazas y un secretismo calificado por el Físcal Rick Romeley, cuando inició las investigaciones en la Diócesis de Phoenix, “como sin paralelo en toda su carrera, por las múltiples obstrucciones y la dificultad de obtener información desde la iglesia”.

De hecho, declaró que la iglesia peleó en contra de las autoridades “cada paso de las investigaciones”; Así mismo en el reporte Ferns del 2005 se indica que “Una cultura de secreto y miedo al escándalo lleva a las autoridades eclesiásticas a poner a los intereses de la iglesia frente de la salud de los niños, niñas y adolescentes”. Además los intentos de dar solución dentro de la iglesia, han consistido en el recoger denuncias interpuesta ante religiosos por abuso, y siendo estas comprobadas, ellos son re ubicados de parroquia, no expulsados, o sea los abusivos tienen un nuevo lugar en donde empezar con sus actitudes en contra de la humanidad nuevamente, aumentando las victimas.

Como afirma la abogada berlinesa Manuela Groll “la cantidad de victimas llega a los tres dígitos”.

Pero la peor de las mentiras, y que dice mucho de la calidad moral de los interlocutores de la Iglesia, y el intento desesperado por mantener el poder el cuál engalana a la iglesia de San Pedro en este momento, es el sostener que “Las conexiones con las que se trata de sostener una presunta disposición de ocultar, a veces como que confunden el papel de la iglesia” (Arzobispo Antonio Aregui). Ya que no existe una presunta disposición de ocultar, sino ordenes directas, directrices concretas, políticas de ocultamiento específicamente generadas al respecto de las desviaciones sexuales de los sacerdotes, diáconos y demás, entendiendo a estas como toda clase de relación con su mismo género como con otros géneros e identidades sexuales.

Recordemos un poco de historia y la Doctrina legal de Vaticano ya que existen dos documentos internos que pretenden que los abusos se encuentren en secreto absoluto, la carta Crimmen Sollicitationis (delito de solicitación) elaborado en 1962 por el cardenal Alfredo Ottaviani, y el “De delictis gravioribus” (Sobre delitos más graves) elaborada en el 2001 por el actual Sumo Pontífice Joshep Ratzinger, los dos a su tiempo cabeza de la Santa Inquisición, ahora conocida como Congregación para la Doctrina de la Fé, en donde se ordena a los arzobispos denunciar exclusivamente al vaticano los delitos sexuales, sean estos pedofilia, zoofilia, o amancebamiento con adultos del mismo sexo, bajo amenaza de excomunión.

Siendo así, la carta del Crimmen Sollicitationis, plantea en uno de sus puntos principales que la denuncia de abuso sexual (solicitación en el documento) puede ser castigada internamente, dentro del fuero de la misma Iglesia. En base al canon 904 se suspende el derecho de celebrar misa del abusivo, y escuchar la confesión sacramental, y si es que la gravedad del delito lo exige se le priva de sus derechos de voz activa y pasiva, así como la degradación del mismo, o sea se lo expulsa convirtiéndolo en Laico, pero en ningún momento se habla de colaboración con la justicia ordinaria de un estado.

En el año 2001, el documento de Crimmen Sollicitationes, bajo el reinado de Juan Pablo II fue cambiado por el “Sacramentorum Sanctitatis tutela” (Salvaguardia de la Santidad de los Sacramentos), en donde se establece que todas las denuncias por escándalos sexuales quedan bajo la jurisdicción legal de la Congregación por la doctrina de la fe, y autoriza a los arzobispos conducir los juicios, añadiendo de esta forma más burocracia, y haciendo que una respuesta por denuncia llegue a tardarse 18 meses aproximadamente (Biografía de Juan Pablo II de David Yallop)


La teóloga Alemana Uta Ranke-Heinemann, declaró que "En las cartas, Ottaviani y Ratzinger ordenan a los obispos del mundo a denunciar exclusivamente al Vaticano los abusos sexuales que los sacerdotes cometen contra los niños, bajo la amenaza de la excomunión. Estas amenazas provocaron una obstrucción total de las indagaciones judiciales, de otras acciones de aplicación de la ley, y la impunidad" y que el único castigo que recibieron los pedófilos fue "su constante re ubicación. Se les transfiere continuamente de un lugar a otro. Esto les permite salir y cometer sus fechorías con total impunidad".

¿No es eso acaso una obstrucción directa ante las leyes locales, en un esfuerzo por mantener el poder de la iglesia intacto?

Pero eso no es todo, nunca antes el escándalo ha tomado las dimensiones con las que nos encontramos en este momento al respecto de afectar a a cabeza de la jerarquía eclesiástica, el Sumo Pontifice Benedicto XVI.

Entre enero y Marzo del 2010 se destapó un escándalo, en donde 300 niños pertenecientes al coro de Ratisbona, regentado por el hermano del Papa, Georg Ratzinger, denunciaron actos de abuso sexual. En un intento desesperado de lavar su imagen por parte de las autoridades de los colegios en donde estos hechos fueron perpetrados, como en el colegio católico Canisius, la voz de los directores, sacerdotes también, se ha levantado con la verda, así Klaus Mertes señaló, “saber que los abusos se comenten desde hace años” y los califica como “sistemáticos”.

También esta el más nuevo de los escándalos, destapado el 25 de marzo del 2010, cuando se reveló que cuando Cardenal, el señor Ratzinger, no respondió a más de 200 quejas de abuso sexual contra el sacerdote Lawrence Murphy, siendo el actual Papa, el responsable directo de dichos procedimientos, más aun así Arregui trata de tapar el sol con un dedo, declarando que “no fue encontrado culpable por las autoridades del país (...) y que el padre, en lo posible podía seguir haciendo su misa en privado”, otra mentira, pues el padre en mención antes de que el escandalo crezca fue cambiado de jurisdicción por el Arzobispo William Cousins, a un pueblo cercano a Lago Superior (Lake Superior), donde pasó sus últimos 24 años trabajando junto a niños en escuelas y centros de detención juveniles, Ahora los procesos después de su muerte siguen, no ha sido juzgado todavía. ¿Por que las mentiras del señor Arregui?

Así la actitud de ocultamiento intencional desde el Vticano al respecto de las acusaciones de abuso sexual ante la justicia ordinaria por parte de la iglesia han sido calificadas por la académica Lucetta Scaraffia como la “omerta”, o código de silencio de la mafia siciliana.

Y el Papa está decididamente en el ojo del huracán, Cuando cardenal, Ratzinger, entre sus atribuciones políticas, fue, desde 1979, arzobispo de Munich Y Freising, mientras ocultaba escándalos sexuales acaecidos en colegios al rededor de sus jurisdicción territorial, encubría los escándalos en el coro de Rastisbona dirigido por su hermano, y hospedaba en su casa a curas pedófilos, como consta en la denuncia del rotativo Süddeutsche Zeitung; se oponía con gran fuerza política al nombramiento de J.B Metz, teólogo aleman progresista, amigo de la Teología de la liberación americana para dictar cátedra en Munich (Ricardo de la Cierva en Jesuitas, Iglesia y Marxismo)

¿Es peor crimen, para la iglesia, ser marxista que pedófilo? ¿Por que le cardenal Ratzinger no se opuso con la misma fuerza que a la tendencia progresista en la iglesia, a los casos de curas pedófilos mientras fue el encargado del tribunal donde se juzgaban estos dos crímenes (ser rebelde y ser abusivo)?

Y es que un breve recorrido en el mundo nos dice mucho de la envergadura del problema y la complicidad directa del nuevo papa desde sus cargos en distintos puestos de poder en la iglesia. En Europa haya casos emblemáticos en: La arquidiocesesis de Viena, en Austria, en la Diocesis de Antwep en Belgica, en las Arquidiocesis de Zarajebo y Rijeka en Croasia, y así en Alemania, Francia, Italia, Irlanda, Holanda, Polonia, Eslovenia, Suecia, Inglaterra, en norteamerica en Canada, Anchorage, Boston, Chicago, Denver, Honolulu, Los Angeles, Miami, Omaha, Milwakee, Condado Orange, Palm Beach, Phoenix, Philadelfia, Portland, San Antonio, San Diego, etc. ¿Y en América Latina?

Panorama en Latinoamérica.

Una visión breve del catolicismo en territorios de América Latina nos puede dar la impresión de habitar en un continente dominado espiritualmente por la iglesia. Más si nos esmeramos en ver más allá de las apariencias, y dejamos de lado al grueso de la población católica contabilizada como tal por haber recibido uno de los cinco sacramentos, el bautismo, y de los auto catalogados como “creyentes no practicantes”, podemos percibir una caída notoria en como las personas se relacionan en su cotidianidad con los lejanos ideales esculpidos en el vaticano.

Es innegable la fuerte raíz católica, el gran sistema de colegios, escuelas y universidades en los pueblos de América Latina, es por eso que este tema es trascendente para nosotros como colectividad.

El que la iglesia se haya estancado en doctrinas que no dan respuesta a las dudas espirituales de los fieles y más bien han afianzado la tendencia conservadora - elitista , han dado como resultado un éxodo masivo y una perdida de influencia real entre las bases de la iglesia, creando actitudes “quemeinmportistas” entre los fieles que quedan. Por ejemplo en México, según el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristina, en el año 2006, solo el 38% de los fieles se consideran de “alta religiosidad” y menos del 40% asiste a misa dominical.

El panorama para la iglesia es más que grave, y las reacciones masivas al escándalo de pedofilia y efebofilia todavía están muy prontas como para entender su repercusión.

Para entender la actualidad del que hace poco llamaban los jerarcas de la iglesia como “el continente de la esperanza”, debemos tener claro los datos que hacen pensar que el colapso de dicha institución está a menos de una década y media (15 años) de distancia según entendidos en la materia. En Brasil, medio millón de personas abandonan el catolicismo cada año, en Colombia 2 de cada 3 personas se reconocen dentro de dicha confesión cuando hace menos de 40 años eran 3 de cada 3, el año pasado el 77% de costarricenses se consideraba bajo la tutela del vaticano, este año ha bajado al 71%. ¿Es un fenómeno aislado, o es parte de un todo?

En general se coincide en plantear que la perdida de feligreses se debe a la intransigencia frente al cambio que sostiene la iglesia, especialmente desde el largo papado de Juan Pablo II, independientemente del rumbo político con el cual se configura desde los grupos de poder, no se entiende con claridad el exceso de fuerza utilizado para callara voces progresistas y diferentes en el seno de la iglesia, especialmente en décadas pasadas en América Latina, frente a la extremada suavidad con la que tratan a los inculpados de pederastia.

Así mismo, y aunque existe una mayor proporción de fieles de esta práctica religiosa en nuestro continente, es mucho menor la cantidad de casos e investigaciones en comparación a otros lugares con fuerte influencia de la iglesia, como Irlanda o Bostón en los Estados Unidos. ¿A qué se debe esto?, será que nuestros sacerdotes y diáconos son personas más serias al respecto de su profesión, o que la forma de relacionarnos con todo el aparato de la sociedad en nuestros países está lleno de corrupción, engaños y sobre todo una fuerte determinación católica. Recordemos que cuando sucede algo a nivel político, los sacerdotes siempre están presentes para mediar entre la sociedad y la política. ¿Cómo es la situación en nuestra América Latina?.

En nuestro vecino y hermano país del Perú, en el año 2007, el religioso Bernardo Beltrán Mugía, fue encontrado en un hostal, en Lima, por la Policía Nacional, acompañado de un niño de 11 años, al que lo fotografiaba en poses sexualmente explicitas y le proporcionaba sexo oral, además en la cámara fueron encontradas otras 2 fotos de niños; Beltrán Mugía recibió como castigo la expulsión de la orden a la que pertenecía. Sigue en libertad.

En Argentina, el sacerdote Julio Grassi fue encontrado culpable por abuso sexual mientras era parte de la fundación Felices los Niños, de por lo menos 15 criaturas, ahora paga una sentencia de 15 años, así mismo en la archidiosesis de Santa Fe de la Vera Cruz, hay un caso llevado por 47 seminaristas jóvenes abusados realizado en 1994.

En el Brasil, el sacerdote Tarcisio Tadeu Sprincigo, y el Frayle Geraldo da Consolaçao Machado fueron juzgados por pederastia, Mientras que el Farayle Felix Barbosa Carreiro fue culpado por abuso sexual después de que la policía lo encontró en un hotel con cuatro adolescentes menores de edad. En el 2010, en la Arquidiosesis de Pinedo, se inició la investigación de tres sacerdotes quienes aparecieron en un video por la cadena de televisión SBT abusando de un monaguillo.

Uno de los casos más controversiales es el que sucedió en México, con el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, quien fue investigado en múltiples ocasiones, en 1956 por abuso de drogas, de la que salió libre después de tres años de pesquisas; desde 1970 las acusaciones se volvieron más fuertes en contra de el, incluyendo entre los demandantes, a sacerdotes, ingenieros, abogados, y otros, quienes declararon que alrededor de 30 a 300 niños y jóvenes fueron abusados por él.

En el caso Maciel, Benedicto XVI (Ratzinger), es de nuevo parte central del escándalo de encubrimiento, la historia confirma que corriendo el año de 1978, llegó a manos de Juan Pablo II, un escrito del sacerdote Juan Vaca, relatando de forma escabrosa los detalles de los múltiples, reiterados y continuos abusos del fundador de los legionarios de Cristo. El Papa, no hizo nada. A inicios de los 90's con la salida a la palestra pública de los casos de sacerdotes abusivos en los estados unidos se realizaron nuevas denuncias en contra de Maciel y en 1997, el Papa recibió una carta del Obispo McCann, quien nuevamente presentó detalles sobre el abuso que sufrió el sacerdote Vaca. Continuando con el proceso, en 1999 el sacerdote Alberto Athié, tomó la posta del caso y envió las denuncias a Ratzinger, quien al tiempo era prefecto de la Santa Inquisición.

Pues bien, la carta de 1999, fue enviada a través del obispo mexicano Carlos Talavera, y se la entregó de forma personal al ahora Sumo Pontífice, allí este ahora sucesor de san Pedro le comentó: (que es) un caso delicado que no se puede tratar por que Marcial Maciel era buen amigo de Juan Pablo II, y que había llevado vocaciones y bienes a la iglesia”, este es el caso más emblemático en México ¿Pero que pasa en el Ecuador?

Nada, no sabemos nada más que el caso del cura Flores, sacerdote en el Colegio La Salle del Valle de los Chillos, en Quito, quien fue encontrado por enriquecimiento ilícito, con drogas, juguetes sexuales y demás artilugios que hacen sospechar de sus actividades.

En todo caso, no se denuncia, no se comenta, ni es un tema en la palestra pública, ¿qué es lo que estamos esperando?, que sea muy tarde y cientos de niños en su mayoría de edad se vuelquen a la justicia ordinaria para hacernos notar que el silencio de ahora es el encubrimiento de mañana. ¿Que debemos hacer frente a tanta irregularidad?, ¿pasarla por alto?.

Usted tiene una pequeña parte de la información que no sale en otros medios de comunicación, pero la puede encontrara a través del internet, ya sea en google, wikipedia, o en you tube, escriba, Verdades y Mentiras en el Vaticano, y hágase su propia idea, no deje que sea muy tarde antes de reaccionar ante estos crímenes de lesa humanidad.

¿Estamos asistiendo al fin?

¿Sigue creyendo ciegamente en la institución cuyas manos están sucias por el trauma generado a miles de niños, ahora adultos en el mundo? ¿No cree que sería sano cuestionar, dando por lo menos el beneficio de la duda a la avalancha de noticias e investigaciones?

El pretender acallar miles de voces en el mundo, bajo el pretexto de un ataque generalizado a la iglesia es una forma bastante simple de que las autoridades espirituales no se comprometan con un cambio sustancial con un mal que por muchos es calificado como “el fin de la iglesia católica como la conocemos”. Francisco Lombardí, el portavoz del vaticano, ha afirmado que los esfuerzos para “implicar al papa directamente en estos escándalos han “fracasado”; la pregunta acá sería ¿esfuerzos de quién?, de los comunistas, del complot judeo masónico, la industria armamentista gringa, de Chavez, Correa y Evo, ¿por que nunca hablan las cosas de forma completa y se busca un chivo expiatorio?

En esta linea de justificaciones, podemos oír dos principales, la más sustentada que se presento en la parte del texto titulada “iglesia y pederastia”, que a través de número tratan de hacerlo pasar como un fenómeno normal. El argumento es que entre el 2 y el 5% de sacerdotes han cometido esta clase de abusos, mientras que en la sociedad laica, va aproximadamente al rededor del 8%; más este razonamiento es incompleto, puesto que el 2 o 5% de sacerdotes que han cometido abusos se los contabiliza en un población total de 500.000 humanos dedicados ha dichas labores, lo que resulta inexacto al comparar con el 8%, cuando en el mundo somo ya más de 6 billones de humanos. ¿Es realmente un problema estadístico o de educación?

Otro de los argumentos es que esto se produjo por la influencia de la libertad sexual de los años 60 y 70, con la llamada contracultura hippie, lo que es ridículo, pues es más que sabido que producto de esta época en la historia humana, se produjo un vuelco hacia el pensamiento de izquierdas a la cabeza de la teología alemana e hispanoamericana, ¿qué tiene que ver la revolución sexual en esto?, y si es así, no habría más casos de sacerdotes que abandonan sus hábitos por culpa del LSD y el establecer relaciones con parejas de diferentes o el mismo género, que curas pedófilo. La pregunta es ¿Por que la iglesia no se toma en serio las acusaciones, y la disgrega y trata de diluir en falsas argumentaciones?

La carga fatal de un discurso lleno de ambigüedad, que en los sermones del domingo se oye estricto y coherente con la doctrina, no quiere decir que las cosas marchen de la mejor manera, de hecho, el doble discurso implícito no solamente en las actividades de los curas, sino en las políticas del vaticano frente a estos casos, son las que en realidad nos deberían causar admiración y desconfianza; por ejemplo, en los documentos legales como el Cimmen Solicitationis, que es en donde se especifica que se debe hacer en el caso de un comportamiento sexual inapropiado por parte de un sacerdote, se especifica que el denunciante tiene un mes a partir del abuso para denunciar a la Congregación para la Doctrina de la fe, quienes tramitan estos casos, y si es que esto no se cumple en este plazo la denuncia, la persona, el fiel, es excomulgado. Si excomulgado. Ahora, el tiempo promedio de respuesta para este trámite es de 18 meses (año y medio), y las sanciones usales para los sacerdotes que son encontrados en reiteradas ocasiones como culpables, es el que se los transfiera de una parroquia a otra. Nada más

¿Qué es lo que pretende encubrir con esta norma tan injusta de denuncias, y con tanta flexibilidad para los sacerdotes pederastas?

Esta doble moral, en donde se exige pureza y castidad al sacerdote, en donde se dan consejos familiares sin tener una, en donde el prestigio, poder y dinero de la iglesia valen más que la salud mental de niños, niñas y adolescentes, no es un producto de la sociedad católica en su conjunto, sino de ciertos sectores profundamente reaccionarios y conservadores, quienes están llevando a la iglesia a la peor crisis de su historia.

Yo, desconfío profundamente. ¿Usted que planea hacer, o se va a quedar en silencio ante las abrumadoras pruebas de abusos? ¿Que tal si la próxima víctima es su hijo, sobrino o nieto?

A lo largo de esta presentación hemos recopilado rápidamente datos contundentes de como el poder vaticano ha ocultado deliberadamente, y con mucha mala fe, casos horrendos de abuso sexual, físico y emocional a menores de edad, sin entrar en detalles escabrosos nos propusimos empezar un debate necesario a través de otras formas de periodismo que no pasen por el compromiso de los poderes. La pregunta al final, para cerrar nuestra tares debe ser ¿qué podemos hacer?, y la única respuesta es Organizarnos, informarnos y exponer, es deber de todo buen cristiano, ateo, gnóstico o persona interesada en los derechos humanos y de buena fe, que se esclarezca el panorama en cada una de las localidades donde vivimos; ¿Que certeza tenemos que en el Ecuador no hayan pasado casos de esta magnitud?

Lo primero es que debemos ver que es lo que otras personas al rededor del mundo han realizado para exponer públicamente estos casos, hay muchas instituciones, centros de apoyo psicológicos, abogados y demás profesionales encargados de generar soluciones a largo plazo. Infórmese, dude razonablemente a través de a gran magnitud de pruebas, ya que la única verdad valida en este momento es que se debe proteger a los niños, niñas y adolescentes de dichos abusos.

La falta de información y estadísticas es un problema mayúsculo en todo este tema, y debe ser un urgencia desde las instancias de la sociedad para el control de lo público, el empezar a presionar para que se destape localmente cualquier caso encubierto de abuso, si es que lo hubiese, es fundamental para empezar a limpiar todo el desorden causado por la institución vaticana.

Recordemos que no hay peor mal que la ignorancia, y debemos ir hacia una aclaratoria total, en América Latina y en el Ecuador, ya que sin la participación de la gente, se puede caer en una complicidad silenciosa, y tal vez sea muy tarde ya para tomar medidas concretas en torno al abusivo comportamiento de una buena parte de los sacerdotes.

C. Andrade - NARASE